A partir de las 9.30 de hoy, el Tribunal Federal Oral Nº 2 –conformado por los jueces José María Pérez Villalobo, Carlos Julio Lascano y Vicente Muscará– dictará sentencia contra dos imputados por acopio de armas y drogas.
Los acusados son Rodrigo Vargas (alias “Ñoño”) y Mauricio Cangioli, a quienes se les endilga haber llevado a un taller mecánico de barrio San Martín un auto en el que la Policía encontró, el viernes 12 de enero de 2007, un arsenal y 13 kilos de cocaína.
Según los investigadores, tanto el poderoso armamento como la droga estaban directamente relacionados con un asalto mortal ocurrido el miércoles 10 de ese mes, a la tarde, cuando una banda abrió fuego sobre los custodios de un blindado de Brinks, frente a un banco en barrio General Paz.
Los delincuentes mataron a uno de los portavalores (Antonio Murúa, de 31 años) e hirieron a dos transeúntes.
Este homicidio se investiga también en la Justicia federal.
Alegatos. El lunes pasado, en los alegatos, el fiscal Julián Falcucci sostuvo la acusación contra Vargas y Cangioli, asegurando que según los testimonios escuchados estaba probado que fueron ellos quienes llevaron el 406 al taller horas después del asalto.
Dijo que las armas del baúl estaban vinculadas a ese robo y pidió nueve años de cárcel a Vargas, acusado de acopio de armas y almacenamiento de droga, y cuatro y medio a Cangioli, como partícipe secundario.
Por su parte, los defensores Marcos Juárez y Marcelo Brito solicitaron la absolución de ambos.
Para Juárez, el fiscal valoró la prueba de forma parcial, ya que omitió valorar los testimonios de los dos policías comisionados que siguieron a los imputados durante seis meses, sin poder determinar conducta dolosa.
