Maximiliano Acosta declaró que el dato se lo contó otro de los acusados, Maximiliano Goff Dávila, a fines de 2011, cuando ya había sido corrido del negocio. Pero aclaró que nunca habló ni tuvo relación con el empresario kirchnerista.
Acosta, un desarrollador inmobiliario que conoció a Leonardo Fariña y terminó siendo uno de los testigos de su casamiento con Karina Jelinek, declaró que “los inversores estaban ocultos” y que Goff Dávila “se manejaba con mucho hermetismo”. Además, dijo que recién se enteró de la participación de Báez a fines de 2011, durante una reunión con Goff Dávila, dueño de la consultora Marlin Group, y otra persona, en un bar de Palermo.
Para ese entonces, la relación entre Goff Dávila y Acosta estaba quebrada. “No me atendía el teléfono”, contó el desarrollador. La reunión en ese bar fue muy tensa. Acosta fue a reclamar que no había cobrado la comisión pactada, un 3% del monto total, y que lo apartaron “a los tres meses de haber ingresado”.
Cuando uno de los jueces del TOF 4 le preguntó por la fecha de ese encuentro, no pudo precisarla, pero dijo que fue “después de agosto y antes de noviembre de 2011″.
