El abogado Marcos Juárez trató de demostrar que «las supuestas víctimas no eran vulnerables» y que no fueron captadas por «un estado de necesidad», sino porque les interesó ir a Chile para cobrar 100 dólares por servicio sexual.

El defensor de Mansilla hizo suyas las expresiones del fiscal respecto de que no existió «engaño» y dijo que es muy difícil demostrar «la probabilidad de la vulnerabilidad». Aseguró que existe «un estado de duda insuperable». Citó que ambas eran estudiantes universitarias; «ellas tenían otro nivel intelectual, muy superior al nivel cultural de Mansilla».

Para descalificar el testimonio de Celina, la chica que hizo la cámara oculta en el colectivo, Juárez sostuvo que ese era un «trabajo» para ADN y no era la primera vez que lo hacía. «Ella no se presentó a denunciar una red de trata; la conocieron cuando fue a denunciar a un funcionario del Ministerio de Desarrollo Social (de la Provincia) que le había prometido un cargo en el gobierno a cambio de sexo gratis. Esa cámara se hizo, pero ADN nunca la sacó al aire. A partir de allí, empezó a trabajar en otras cámaras ocultas».

«Celina, la testigo estrella –agregó–, ya se desempeñaba en ADN y actuaba como una actriz. En realidad, como una mala actriz, porque cuando se bajó del ómnibus podría haber fingido llanto, terror, y sin embargo se reía», explicó Juárez mientras pasaba algunas de las imágenes de la filmación en crudo que derivó en las imputaciones del fiscal Enrique Senestrari.

La filmación en crudo, prueba incorporada al expediente, dura 23 minutos y Juárez utilizó algunos pasajes para demostrar que no había vulnerabilidad. Se aprecia que Celina trata a Méndez con el calificativo de «Gordo». «¿Querés que me saque una foto con Tomás?», es otra de las expresiones que surgen.

El abogado resaltó otro pasaje del video, donde Celina comenta que la Caminera le hizo una multa y no le quitó el auto. «Tenía hasta auto, ¿de qué vulnerabilidad, de qué necesidad económica me hablan?», se preguntó.